Mi primer contacto con la música fue de pequeña con mi abuelo, él había sido músico de orquestas de baile y le encantaba tocar diferentes instrumentos y hacerme cantar. Grabamos aquellas sesiones musicales en el comedor de la Calle Tallers de Barcelona como si estuviéramos al mejor estudio de grabación del mundo y sin duda deseaba que llegara el siguiente fin de semana para repetirlo…
La música y la voz siempre me han acompañado desde entonces: componiendo, haciendo versiones, covers, estudiando e investigando para traspasar límites… hasta el punto de convertirlo en mi profesión.
Para mí cantar y componer es también una terapia que me ha permitido seguir luchando en los momentos más frágiles y vulnerables de la vida y, al mismo tiempo, también transmitir la mejor de las luces.
“Bailame las penas cuando me escuches cantar"